sábado, 7 de noviembre de 2009

Bienvenida la discusión académica



Un obispo sigue repitiendo a los ochenta años lo que le enseñaron a decir cuando era un muchacho de dieciocho. Lord Wotton

Todos los que son incapaces de aprender se han puesto a enseñar. Oscar Wilde

En la primer página de “la estructura ausente[1]” Umberto Eco reconoce que es “necesario establecer si a) con el nombre de “semiótica” distinguimos una disciplina específica con un método unificado y un objeto concreto ; o bien si b) consideramos la semiótica como un simple campo de investigaciones, un simple repertorio de temas no unificados aun del todo”.
Esta preocupación de Eco por clarificar los conceptos[2], inaugura una teoría majestuosa que ustedes conocen mejor que nosotros, y que cabalga en las espaldas de Saussure, Locke, Barthes, Peirce, Morris, Cassirer, Sanders, Peirce…
Pero lo ejemplar de Eco y que nos motivó su inserción en este primer ofrecimiento de discusión académica es la estructura de su metodología. La posición y el conjunto de pasos para atacar y defender las ideas vitales[3] . La simplicidad para buscar lo primordial. El afán de clarificar los conceptos.
Después del uno, sigue el dos. (Si los hombres de las cavernas hubiesen sabido reír, la historia habría sido distinta, consideraría paradójicamente Wotton).
En otras palabras, logos y mythos no son elementos aislados en el sistema total de la comunicación. La separación que hacemos es de caracter heurístico. Al caminar: ¿Qué hace que no caigamos, cuando damos un paso?.. ¿Cómo logra nuestro cuerpo inclinarse atraído por la gravedad y no dar de nariz en el piso?
La propuesta de este blog es que utilicemos la técnica de hallar, inventar, indagar, descubrir las ideas y los mitos en torno de la comunicación. Pensar la comunicación no debe ser estigmatizado como un ejercicio superfluo, sobre todo cuando la pregunta que nos replanteó Salvador de León Vázquez: ¿qué es la comunicación? no tiene respuestas únicas, aun hoy. ¿Qué tiene de bueno discutir y revisar la vieja cuestión? ¿Qué tiene de malo, también?
El polaco Stanislaw J. Lec señaló alguna vez que aunque nos provoque risa, llegó a conocer a alguien que “tenía la conciencia limpia, sin usar”. Éste pudiera ser el tipo de “catedrático interesado en el ejercicio práctico, en el hacer que beneficie su interés”, que le fastidia un blog como este porque lo empapa de por qués, para qués, con qués… El tipo payasito de caja de sorpresa que salta apenas le dan cuerda. Corre, Forrest, corre.
Las respuestas a las interrogantes que se leerán en este blog, no serán completas y partirán -la mayoría de las veces- de mitos e ideas tomadas en préstamo, pero sí procurarán tener una interpretración y un disfrute gozoso por nosotros. Tampoco se someterán a la presión de los plazos fatales. Si una colaboración tarda en colgarse de la red en el tiempo que dura un relámpago, o lo que dura un mes, será bueno y agradecible.
Se trata de apalabrarnos.
Suponemos que la razón y la pasión prodigarán vitaminas para entonces sí, hacer, actuar, organizar, ejecutar -y, si su personalidad se lo demanda, vanagloriarse de su dinámica- de los resultados derivados de la cátedra.
La idea de reflexionar y generar parlamentos académicos, probablemente sea equiparable a tibiar el agua. En nuestra cultura occidental nos contaron lo que hacían los filósofos clásicos.
En nuestro caso, El Estatuto de la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Aguascalientes estipula sin ambages, los quehaceres de la academia. Quienes estamos adscritos al departamento de Comunicación desde hace tiempo[4] , ya nos habíamos enfrascado en discusiones académicas durante los períodos extraordinarios, como por ejemplo en la modificación al plan de estudios de la licenciatura en Comunicación Medios Masivos (LCMM) que concluyeron incluso en la conversión del nombre: Licenciatura en Comunicación e Información (LCI) y una nueva currícula que acortó el plazo de formación de cinco a cuatro años y que sigue vigente.
La revisión del programa de LCI fue producto de reflexiones y discusiones fuertes entre Jorge García Navarro y el que firma el blog -saltaron chispas-, pero también entre pesadas y profundas ideas de Rebeca Padilla y Héctor Gustavo Pérez Guerrero, Juan Bobadilla, Jesús Calvillo y Juan Antonio Vera. Y no sólo ellos, también técnicos, y exalumnos, y asesores intermitentes como el maestro San José, el doctor Raúl Fuentes…
En otro cubículo hacían lo mismo pero revisando el programa de la licenciatura en Comunicación Organizacional Georgina Ortega Ortiz, Alicia Romo, Lourdes Chiquito Díaz de León y Alejandro García Macías.
Pues ahora estaremos de vuelta. Si no en la revisión de programas que es tarea institucional, cíclica, los catedráticos -dentro del Comité revisor, o fuera de él-, enhebraremos las palabras desde este blog. La intención no es convertirlo en un foro paralelo, ni a la sombra, sino un nodo, más o menos semestral, de convergencias y divergencias sobre la comunicación y el revuelo informativo, literario y anécdótico de su entorno.
Ojalá participen. ¿Recuerdan el periódico El Mitote de Comunicación -editado por nosotros- y una de sus secciones “Aulambulante”?.. Allí cupimos todos, a pesar de las añejas barreras psicológicas. El Mitote –por consiguiente la sección Aulambulante- hizo ¡plop! como un foco fundido ante el manotazo presupuestal. El vacío mediático no hizo otra cosa más que insuflar institucionalmente las murallas, los desdenes hacia la comunicación.
El retorno a las andadas –a usar la palabra para pensar y discutir en el fragor de la razón y las pasiones- es una necesidad profesional. ¿De qué manera elaboraremos programas, actividades, si no redefinimos nuestra misión y visión?
Súmense, compañeros, apuntalen, corrijan, desmientan, aplaudan las entradas del blog. Podríamos publicar en colectivo a la vuelta de seis meses un libro sobre comunicación: ideas y mitos. Al fin de cuentas, afilar las herramientas intelectuales no significa perder el tiempo, eso es seguro. Y además es vital. ¿O alguien puede decir que Eco no tenía razón al comenzar su libro explotando granadas de palabras? ¿Alguien puede desacreditar al viejo David Kenneth Berlo cuando nos advirtió que no nos fiáramos de lo que nosotros "damos por entendido" cuando incluso la falta de claridad y de precisión está en los diccionarios que consultamos, porque:
      • ¿Qué podemos afirmar de las definiciones? En cierto aspecto, el diccionario no las contiene. Por cierto que a veces puede proveer de alguna, por género y diferencia, para un término determinado, pero rara vez lo hace con precisión. Es también cierto que a veces proporciona una definición operacional para un término que es usado en pocos contextos, acudiendo incluso a las ilustraciones. En general, sin embargo, no presenta ni definiciones formales ni operacionales. El diccionario registra una larga serie de palabras interesantes, útiles. Para cada una, da otra serie de palabras. Si no tenemos ningún significado para una palabra, podemos obtener algún dato del diccionario. En esencia, nos indica: "Si usted no tiene significado para esta palabra, pruebe con otra". (un intento de especificar el significado p 209).
Apalabrémonos. Busquemos cuántas pepitas hallamos en las alforjas. Que la parola, se exprese directa o mediante una graciosa parábola. Antes de pasar a la sala, veamos cómo está el huerto de la casa. ¿Qué es comunicación? -¿ciencia, técnica, proceso, sistema, acción, medio, imaginación, creatividad, sueño?.. dejémoslo para después... Comencemos por donde se debe, con la técnica sutil de lanzar una piedrita de hormiguero a las aguas quietas del lago. Observemos cada una de sus ondas concéntricas y contemos sus mitos y creencias, sus ideas y sus vislumbres. El antes.
  • ¿Qué la antecede? ¿En qué campos? ¿Con qué disciplinas? ¿Desde cuáles hipótesis? ¿Podríamos jugar con las pistas? Cómo elaboraríamos una línea del tiempo de la comunicación? La entrada siguiente será en torno a "La mente, el pensamiento". ¿qué materias existen en las dos carreras? ¿No estaremos partiendo de la comunicación sin reflexionar en lo que la origina.. el pensamiento, el lenguaje..?

[1] Primera reimpresión 2006 edición de bolsillo.
[2] Eco estallaría una molotov más recientemente, señalando que en realidad, la semiótica es una ciencia: “La ciencia de la mentira”. Hurguen en “sobre literatura” para que obtengan el contexto de tan jocosa conclusión (si no lo hallan, olvidarán recriminármelo, porque el texto es tan delicioso que, BUENO ¡Turín bien vale un chocolate!).
[3] El taeguk, según algunas artes.
[4] En mi caso, cerca de 15 años, reconocidos por la UAA.